martes, 10 de junio de 2008


Otoño en Buenos Aires

es como un inmigrante

soñando con su aldea

los más dulces recuerdos...

Hojas de ámbar, lenguas de fuego.

Un cielo azul, viento de lejos.

Esta ciudad tan luna,

en lágrimas de estrellas,

de la mano de un duende

la camino en puntillas

como rosa tardía

satinada en sus pétalos.


Esta ciudad cemento


guarda un canto en el alma

se deshoja en poemas,


nostalgias de rocío.


Un otoñal adagio

de los besos perdidos

que en viejos adoquines

van dejando su huella...

1 comentario:

Buen hombre dijo...

Me gusto tú página. Es variada, los refranes, mafalda. Todo bien.